
Comencé a leer un libro en el parque y hora de costumbre, después de tomar asiento debajo de un pino tome el libro y comencé a leer desde la mitad donde lo había dejado en mi visita anterior. No sé cuanto tiempo pasó, quizá abre dado vueltas unas siete u ocho paginas del libro cuando él se sentó frente a mí. Su semblante era algo extraño y denotaba algo de tristeza, trate de ignorarlo y seguí leyendo. – Yo, yo soy un bribón entre los sabios y un sabio entre los bribones.- Lo quedé mirando con algo extrañado y dudoso, la verdad, no sabía si dirigirle algunas palabras o simplemente ignorarlo. - ¿El profesor del deseo? ¿Lo leíste?- pregunte haciendo alusión al libro estaba leyendo. Quedó algo pensativo y guardo silencio. De pronto, una gota de tristeza se asomo a través de su rostro. – No, tuve un profesor del deseo hace tiempo y la verdad es que sufrí mucho.- No supe que decirle.- ¿Tienes un cigarro? – Me preguntó mientras yo pensaba en lo que me acababa de decir.- Eh, si claro… toma… - saqué mi cajetilla, la abrí y se la estiré para que sacara un cigarrillo, él estiro su mano y tomó dos de estos. Sacó fuego de su chaqueta y encendió uno después de guardar otro en al bolsillo, fumó hasta la mitad y después se levantó.- Por cierto, nunca he leído el libro, sólo leí la parte trasera.