
Salir de un caos. Ver tu cara infinitamente bella frente a mí esperando mi llegada, sentir tu abrazo reconfortante, y dejarme llevar por el momento, sentir tus manos aferradas a la mías como queriendo no soltarlas.
Sentirte tan cerca mío, aunque nuestras mentes viajen por caminos diferentes, por preocupaciones diferentes, por caos paralelos que desembocan en querer apoyarse en alguien y aferrarse a esa persona y no soltarle jamás. Sentir tu boca intercambiando tiernos besos con la mía, contándose íntimos secretos en susurros inaudibles para el mundo e incluso para nosotros. Estar en un claustro celestial, un paraíso hecho para estar junto a ti.
Sentir tu compañía por cada centímetro de mi cuerpo, sentir mi nerviosismo salir por cada poro del mismo y continuar así nuestro momento mágico, perdiéndome en tu mirada y tratando de descifrar cada mensaje que tus ojos entregan.