
No dejaba de mirarle, su rostro blanco, sus largos brazos y sus bien formadas piernas eran un deleite para mi perversa imaginación. ¡Oh Dios, como disfrutaba los momentos en tan bella y maravillosa compañía! – Baila, solo baila. Por favor no dejes de bailar- le dije en un tono de ruego que no pude evitar. Era irresistible su gracia al bailar al compás del violín que tocaba para su deleite. Le amaba, ambos lo sabíamos. Mi gran desgracia era que no sabia lo que sentía por mi, solo lo imaginaba, solo tenía la esperanza de que me amara tanto como yo lo hacía. - ¡No me gusta que me mires con esa cara!, pareces un pervertido- dijo una vez reprochándome.-Por favor, ¿Qué somos si no humanos de carne y hueso? Sentimos y amamos tesoro mío, no puedo evitar hacerlo, despiertas en mí cosas que nadie nunca ha podido despertar- tomé su rostro por las mejillas y le besé tiernamente. – Siento mucho no poder corresponder a tu amor- dijo al tiempo que bajaba su rostro y lo ocultaba de mi vista. – Te dejaré, me iré mañana, no puedo seguir engañándote ni engañándome a mi mismo, pensé que quizá algún día podría corresponderte pero no pude, te quería de la forma en que jamás quise a alguien, pero no de la forma en la que tu me amas, en verdad lo siento.- quedé tan impactado por su revelación que no pude articular palabra, solo retrocedí y caí en el sofá mientras se disponía a salir de la habitación y mañana de mi vida.- No puedes hacerme esto, no por favor, no lo permitiré- dije en un tono casi inaudible, pero logró escucharlo.- no es una decisión que tomes tu, si no que es netamente mía, por favor no insistas más, no hagas esto más difícil.- dijo mientras me daba la espalda. No sabía que hacer, me ahogué en suplicas “Oh Dios si es que de verdad existe saca este pensamiento de mi mente o no me dejes actuar según pienso” Quise quitarle la vida, no se iría de mi lado aunque no lo quisiera. No lo pude evitar, me puse de pie me dirigí hacia el tesoro que poco a poco se alejaba de mis manos dándome la espalda, tomé su garganta y comencé a presionar. – No me dejes por favor, si tratas de hacerlo te obligaré a quedarte.- dije fuera de mi.- Estas enfermo, eres un demente ¿Qué harás si me matas? Todo el mundo lo sabrá que lo hiciste, ¿es eso lo que quieres?... No respondí ni afloje mis manos… No sé si no pudo defenderse o simplemente se entregó a mis caprichos como tantas veces antes… Solo sé que ahora reposa inerte en mi cama mientras me preparo para seguirle….
No hay comentarios:
Publicar un comentario