
El sonido del timbre me despertó a altas horas de la noche, abrí la puerta sin mirar por el ojo de esta – lo cual es muy raro en mi- al abrir vi su rostro, un rostro que me traía recuerdos del pasado, muy malos recuerdos del pasado. ¿Puedo pasar?- Estaba en un estado etílico tal que le desconocí, después de todo era la persona que me regañaba cuando me encontraba borracho.- ¿Qué quieres?- contesté.- Quiero pasar y hablar contigo, ¿me dejaras pasar?- Abrí la puerta y le dejé pasar señalándole la dirección de la sala de estar – Toma asiento- le dije en un tono de orden.- ¿Tienes un trago?- ¿Quiera que fomente el estado en el que estas?- No has cambiado nada, siempre respondiendo con preguntas, en tres largos años no has cambiado nada. Solo dame un trago, quiero beber algo.- Creí que la pregunta con que te respondí había sido demasiado clara. Pero no, no te daré nada de alcohol, no quiero verte más borracho.- Se recostó en el sofá con las piernas abiertas y las manos posadas en los muslos con una expresión de cansancio.- Siendo así, mejor siéntate- dijo al tiempo que señalaba el sofá de enfrente. Tomé asiento.- ¿Qué es lo que quieres?- Hablar contigo, ya te lo dije.- Eso es claro, ya lo sé, pero ¿de que?- Te extraño ¿sabes?- respondí con una carcajada.- No te mofes de mi, ¿sabes lo que me ha costado venir a tu casa a decirte esto?- Bien, pues ya lo hiciste, ahora márchate.- dije al tiempo que desviaba mi mirada- Aun me odias por lo que te hice ¿cierto?- ¿Odiarte?, eso sería poco ¿sabes?, ¡fueron cuatro hermosos años que botaste a la basura por un simple capricho!, ¡por una calentura! Lloré por un año completo, por que al día después, tomaste tus cosas y te fuiste sin decir nada, no supe nada de ti hasta esta noche en la que llegas con bastantes grados de alcohol en el cuerpo- cruce los brazos en tono de enfado- ¿¡Qué saco con decirte todas estas cosas!? Lo más probable es que mañana ni las recuerdes.- Necesitaba valor para llegar hasta acá, sabes que nunca demostré mis sentimientos estando lucido.- ¿Y necesitas del alcohol para venir y decírmelas?, no recuerdo que fueras así cuando estamos juntos, yo siempre estuve dispuesto a escucharte- En ese momento se levantó, se acercó al sofá en donde yo estaba, apoyó sus manos en los brazos de este y acercó su rostro al mío- Te deseo, te necesito, en todos estos años no he podido olvidarme de ti, me arrepiento de todo lo que te hice- Acercó su rostro al mío, sus intensiones eran claras, quería besarme, pero me levante y le empujé haciéndole caer al sofá de donde se había levantado- ¿Quién mierda crees que eres?, ¿Crees que tienes el derecho de venir después de tres largos años a decirme que lamentas haberme engañado y que todo se solucionara así por así? Pues no, las cosas no son como antes ya no soy la persona sumisa que era antes, tú me hiciste lo que soy ahora.- Se levanto nuevamente del sofá.- Pero aun me amas, lo sé, lo puedo ver en tu ojos, ellos aun no han cambiado, sigues siendo aquel ser indefenso con el que sueño siempre, ellos me lo dicen, no puedes ocultarlo sería como negar de ti mismo.- ¿Y si así fuera que?, eso no cambia nada, aun así no puedes venir y decirme todas esas cosas, no tienes el derecho, lo perdiste el día en que me dejaste.-tomo mi rostro entre sus manos, como lo hacia antes-. Por favor, el mundo esta lleno de segundas oportunidades, dame una, solo una.- No, no lo haré, aunque siendo sincero me encantaría dártela pero aun te odio por lo que me hiciste.- ¿Ves? Solo déjame demostrarte que he cambiado, que ya no soy el mismo que conociste.- Eso no es suficiente- dije al tiempo en que le mostraba mis brazos- ¿Los ves?, ¿Ves los cortes? Son el único recuerdo que tenía de ti, estos corte que me auto inferí cuando te fuiste.- Miró mis brazos los tomó entres sus manos y besó mis cicatrices- No me hagas sentir más culpable de lo que ya me siento- sus besos me encantaban de una manera inexplicable- No sigas por favor- Tú y yo sabemos que quieres que siga.- sus palabra cavaron hondo en mi, sabía que el tenia razón pero, no podía dejar que eso siguiera por lo menos por mi orgullo. Junté toda mi fuerza de voluntad y me separé de él.- Vete, por favor márchate, te pediré un taxi, espéralo afuera- No me hagas esto.- “Esto” no es más de lo que tú me hiciste, por favor márchate.- me dirigí hasta la puerta y la abrí, moviendo mi brazo indicándole que saliera.- Esta bien- dijo mientras se dirigía a la puerta con una expresión de derrota.- Pero solo déjame besarte una vez.- Si dejo que me beses ¿Te iras?.- Lo prometo.- Esta bien.- Asentí, acercó su rostro al mío y me besó, fue una mezcla de pasión y dulzura, tal como lo recordaba. Quise que se quedara con migo pero no podía pedírselo, más por mi que por él.- Ahora vete por favor- dije al tiempo que le ocultaba mi rostro.- Adiós- dijo y se marchó, cerré la puerta y apoyé mi espalda en ella y comencé a llorar, como no lo hacía desde el día en que se había ido de mi vida.
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