10.1.09

Hombre feliz



Cada contacto de sus labios con el rostro de su amada era un deleite. Gozaba enormemente de cada ínfimo e intermitente beso, el olor de su cabello al viento lo llevaba a conocer cada rincón del sentimiento llamado felicidad.
Ella era su diosa, tenis toda su atención e idolatría, era su universo celestial hecho carne. Él era como un niño deslumbrado ante una maravilla, sus ojos no reconocían nada más aparte el terso rostro de su amada, al cual, miraba sereno y atento, en su cara irradiaba el amor, la necesidad y la dependencia que sentía hacía ella.
La besaba constantemente como si el sublime rose de sus labios fuere aire, como si le necesitara para poder seguir viviendo. Él personificaba a cabalidad al amor con sus tortuosos defectos y sus gozosas virtudes, mientras ella… ella solo se dejaba amar.

No hay comentarios: