La ventana medio abierta, el viento frío ondeando la cortinas de la habitación. Tu cara semidormida apoyada en la almohada. El cigarro a medio fumar que acabo de pisar. Las nostalgias pasadas que vuelven de su tumba a susurrarme al oídos proposiciones indecentes.
Jamás dudé de ti. Jamás dudé de mí... y la verdad...
...La verdad es que jamás dejé de sentir mariposas en el estómago. Sólo me acostumbré a ellas.
1 comentario:
y si uno se acostumbra..cree que desaparecieron
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