"Just somebody..."

Aquella vida se había vuelto tediosa y vacía, llena de frivolidades y trivialidades, que no viene al caso recordar. Nada me parecía lo suficientemente excitante como para llevar a acabo algo, comenzaba a hacer muchas cosas que nunca concluí por tedio. Decenas de novelas románticas, míticas y terroríficas que quedaron a la mitad, eso sin mencionar otras algo retorcidas y faltas de recato que nacían de la repulsión misma que sentía después de ver los noticiarios. Miles de canciones que jamás terminé de componer, ya que no iba en la mitad de una cuando comenzaba a inventar otra. Nada me animaba. Necesitaba sentirme vivo, libre, extasiado de algo.
Muchas cosas en mi vida cambiaron desde la noche en que te vi. Tu rostro y sin saber tu nombre me impulsaba a escribir versos que carecían de toda lógica. Te volviste una misteriosa obsesión en mi vida, una que me llenaba en gran parte. Despertaste en mi no solo romanticismo, sino también lujuria y alegría mezcladas con un poco de melancolía y otro poco de desesperación y ansiedad. Tu belleza escapaba de todo lo racionalmente explicable, un rostro pálido con suaves facciones, todas muy bien formadas, como si el mismo Da Vinci o el hábil Miguel Ángel hubiesen sido tus creadores. Tus ojos, tan profundos e inexpresivos. Aquellos que solo podían ser leídos por un erudito, o por quien tú eligieras… por un afortunado… alguien como yo.