Too late
Corría atrasado, como de costumbre a nuestro encuentro. La hora se me había pasado volando magicamante. Él me esperaba, lo sabía, y por eso me apresuraba tanto. No me gusta hacerlo esperar. Los autos que pasaban en dirección contraria adquirían un efecto de mayor velocidad pues yo corría lo más rápido posible. No pasó mucho tiempo hasta que para variar por mi mente comenzaron a circular las imágenes de los momentos que hemos pasado juntos. Las caminatas por el parque a la orilla del río por la tarde eran encantadoras, ver su rostro iluminado por los últimos rayos del atardecer era un espectáculo simplemente encantador. Los suaves y tímidos roses casuales de nuestras manos causaban un cosquilleo en el estómago y el choque de nuestras miradas complices y sonrisas coquetas. Esperabamos el anochecer sentados uno frente al otro tomandonos un café. Que risa nos daba lo refinadamente pequeños café que sirven ahí. ¡Ah! ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Simplemente no lo sé. Comenzamos a recorrer un camino en conjunto. Él, quien me hizo creer nuevamente en los sueños que dejé descepcionado. Él, quien me enseñó que los sueños sí se hacen realidad. Con él he parendido que la vida no siempre es como uno quiere, pero que con voluntad todo tropiezo, toda adversidad que pueda presentarse en el camino es superable en conjunto. Él, mi apoyo, mi amigo, mi hermano, mi amante, en fin... Mi sueño. Él, quien hace que los dias brillen para ambos. ¡Ah! (suspiro). ¡Como lo amo! Seguí corriedo cuando desperté de mis fantasías. Sólo esperaba que no se enojase si es que yo llegaba demasiado tarde.
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